16 junio 2017

Fútbol: el monstruo que todo lo puede

Parece mentira pero el fútbol profesional, algo que debería ser un deporte y un espectáculo, es un monstruo que se traga todo: la ética, la estética, la solidaridad, la serenidad y hasta los actos delictivos.

Desde reacciones que algunos forofos tienen a favor de su equipo (también ocurre en partidos infantiles) y deciden convertirse en animales salvajes y generar una violencia inusitada, hasta actuaciones inclasificables de solidaridad con sus ídolos, aunque estos sean unos delincuentes.

Recuerdo cómo vitoreaban desde la grada, un montón de seguidores, a un jugador bético y llamaban puta a su pareja, por el hecho de que le había denunciado por violencia de género. Importaba un pito que fuera o no culpable, él (Rubén Castro) era el ídolo y como tal se ve que podía cometer cualquier acto, aunque fuera violento, con su pareja. Por cierto, fue defendido por su club y su entrenador.

Y qué decir de los casos descubiertos de fraude fiscal, donde Neymar, Messi o Ronaldo, por nominar a los más conocidos, han dejado de pagar millones a Hacienda y vemos cómo sus clubes les defienden y sus seguidores les perdonan. Algo insólito. Hablamos de decenas de millones de euros y parece que estos famosísimos tienen bula y pueden hacer lo que quieran con el apoyo de su gente. Lo que no se permite a nadie que no sea una estrella del deporte rey.

Todos estos delincuentes fiscales son personajes que deberían ser un ejemplo para jóvenes y demás personal y, sin embargo, a pesar de ganar millones de euros cada año, tratan de comportarse a su antojo, esconder sus grandes fortunas y no pagar lo que deben, como hacemos todos los demás.

Claro que siendo ellos los que presuntamente delinquen, las actitudes de sus clubes y de sus seguidores son lamentables, y dicen mucho de cómo las pasiones desatadas en el fútbol, ese forofismo tan extendido, son un ejemplo de una insolidaridad y de sectarismo desatado.

Señores defensores de estos presuntos delincuentes –algunos ya no son presuntos y han sido condenados--, somos muchos los que, nos guste o no el fútbol, no estamos dispuestos a apoyar su violencia o sus actos fraudulentos. Ya está bien, no sólo se les considera unos ‘niños bonitos intocables’ sino que además tenemos que apoyarles o reírles sus gracias, aunque éstas sean graves. Por ejemplo, cometer violencia de género, violencia con el árbitro, delitos fiscales. ¡Basta! Estos tipos son delincuentes y como tales deben ser tratados, y la solidaridad con ellos debería estar penada (qué vergüenza ver a los clubes defendiéndoles, en vez de castigarles por manchar su nombre).

Esta pasión desmedida y canalla que desata el fútbol hay que controlarla. De no ser así, los partidos de fútbol, los campos y sus inmediaciones pueden terminar por ser campos de batalla donde la violencia campe por sus lares y el fútbol no sea sino la excusa.

Salud y República

1 comentario:

Genín dijo...

Algo está mal en nuestra sociedad, pasa lo mismo con la corrupción en la política, ya ves que les votan tan tranquilos, ahí los tienes, en el poder riendose de todo... :(
Y los futbolistas, ojalá les metan una buena multa, al menos del doble de lo que quisieron escaquear...
Salud