12 abril 2014

Y la Iglesia vuelve a tocarnos las bolas

Es increíble. No se cansan. Ahí están los adalides de la virtud, de la ética, de la sinrazón. La cúspide de la SICAR (Santa Iglesia Católica Apostólica Romana), o sea los sicarios mayores vuelven a la carga. Todo por su integrismo, por su lucha contra los herejes, por mantener el criminal y rancio Nacional-catolicismo.

Precisamente ellos, que tanto entienden de sexo, que tanto entienden de matrimonio y de relaciones íntimas tratan de dar lecciones y abusando de su púlpito critican con una obsesión desmesurada a los homosexuales.

Y parece que Málaga es uno de sus centros favoritos, hace poco fue el cardenal Fernando Sebastián, que recientemente, dijo aquello de que “la homosexualidad es una deficiencia que se puede curar con tratamiento médico” y se quedó tan pancho. Como ven, muy acorde con la doctrina que dice proponer su jefe Francisco, por cierto, quien le coronó como cardenal.

Eso fue ayer, ahora le ha tocado el turno al obispo de la ciudad, Jesús Catalá, quien con una desvergüenza tremenda y ante 500 escolares ha comparado el matrimonio homosexual con las relaciones sexuales entre hombres y perros, o entre ancianos y bebés. Esta barbaridad que bien merece ser penada debió dejar a los jóvenes asistentes obnubilados.

Iglesia y homosexualidad

Y es que la cosa tiene guasa, una comparación como esa es tremenda y yo diría que delictiva. Sobre todo cuando se trata de representar a una Iglesia que tiene como uno de sus principales dogmas algo así como la unión de una paloma y una mujer, o que entre sus filas se han encontrado multitud de casos de pederastia.

Más vale que estos canallas se dedicaran a colaboran con la justicia, a no encubrir a los culpables de pederastia y se ocupasen de sus actividades pastorales, entre otras ayudar a los que están sufriendo la crisis, y se olvidaran de esta obsesión contra los homosexuales. Porque, queridos obispos afectados, los homosexuales son seres humanos que tienen relaciones sexuales y afectivas libres, cosa que no ocurre con la pederastia, donde las relaciones son de poder y forzadas, donde sacerdotes adultos han abusado de niños indefensos.

Lástima que el Papa Francisco diga –y lo que dice suena bien— cuestiones que hacen pensar en que su Iglesia está cambiando --sin embargo estos elementos se desviven por contradecirlo--, y no tome medidas ante estos hechos que destrozan su mensaje y hacen que se dude de su veracidad. Porque si quiere que alguien crea en sus nuevas propuestas, debe pensar en aquello de que el movimiento se demuestra andando, no sólo hablando. Y por ejemplo debería no haber investido al cardenal Sebastían, del que había antecedentes sobre sus críticas a los homosexuales y otras ideas cavernícolas, o haberle callado la boca a tiempo al obispo Catalá para que no dijera las barbaridades que dice.

La cúpula de la SICAR de este país que siempre ha pretendido ser más papista que el Papa, quiere, a toda costa, mantener el poder como antaño y continuar con el Nacional-catolicismo que les proporcionó todos los privilegios que hoy todavía mantienen. Pero no toda la culpa es de ellos, también de nuestros queridos gobiernos, los de antes y el de ahora que son incapaces de cumplir lo que dice esa Constitución que tanto alaban cuando les conviene: La aconfesionalidad del Estado.

Tenemos una rémora que sólo puede acabar cuando impere un verdadero laicismo y la Iglesia se dedique a sus labores y se autofinancie de una vez. Mientras tanto tendremos que escuchar voces como las de estos individuos que ven la paja (cuando ni siquiera la hay) en el ojo ajeno, mientras ellos mantienen una viga, de armas tomar, en el suyo.

Por cierto, estamos muy cerca de hacer la declaración anual de la Renta. Recordemos como son cuando nos pidan que marquemos la cruz para su sostenimiento. Marcar la cruz a favor de la Iglesia Católica significa estar de acuerdo con esta gentuza. Lo explica muy bien Europa Laica:

NO MARQUES LA CASILLA DE LA IGLESIA CATÓLICA
NI LA DE FINES SOCIALES;
 NO A LAS CASILLAS DEL IRPF

Debemos contribuir a que se rompan los privilegios, derogando los acuerdos entre el Estado Español y el Vaticano. Y mientras que sigan el pie, al menos que los cumplan en su totalidad, también en que deben ser autosuficientes. Y si deciden seguir con estas actitudes trogloditas, que sea al menos con sus dineros (que la broma nos cuesta 11.000 millones de euros al año) y no mamando de las ubres estatales.

Salud y República

3 comentarios:

Genín dijo...

¿Y que me dices del tema de las inmatruculaciones? Creo que se les llama así pero vamos, que con la complicidad de los gobiernos de antes y de ahora están poniendo a su nombre un huevo de edificios, bienes públicos de todo tipo, como eramos pocos parió la abuela...
Salud

Unknown dijo...

Para Genin. Sí se llaman así. Pero ya está en proyecto respetar las inmatriculaciones que hasta ahora se han efectuado, pero que no puedan realizar más. Es decir, en el proyecto de Ley hipotecaria eliminan el privilegio, pero no tiene carácter retroactivo. (o sea que lo de Córdoba a saber donde acaba)Si es que en este país el que no corre vuela.
Para kabila: Buen post y efectivamente no se cansan son "cansinos".
Saludos.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Coincido. Mientras sigan firmes estos jerarcas eclesiales, el discurso de Francisco pierde su valor y contenido.
Un abrazo