En busca del personaje (8). La cultura como terapia

Pues ya estamos aquí de nuevo. Han pasado quince días desde la última búsqueda de personajes. Ese día, Paul Newman, Antonio Gaudí, Mercè Rodoreda, Antoni Tàpies y Ramón y Cajal fueron los personajes que se escondían dentro de ese texto críptico, cuyo único objeto, al igual que el de esta semana es introducir las pistas que ayudarán junto a la foto a adivinar los personajes. La semana pasada Freia entró a saco, como debe hacer una condesa que se precie, y acertó todos menos a Mercè Rodoreda, a la que encontró Selma.

Y ahora pasamos al texo de hoy, ya saben sólo sirve para las pistas:

La hierba no creció más. Había sido ese fertilizante. Adeline, Georges, Joaquin y Billy se sentaron en el suelo.    Recordaban su pasión por Londres y París, pero habían decidido huir de la ciudad, ir a Egipto de vacaciones. La razón fundamental era el paisaje y no tanto los monumentos. Ese desierto con ese color tan diferente a Amberes, donde vivían. Esa luz que no tenía nada que ver con la que entraba en el apartamento.

Cada uno tenía sus aficiones, a Georges le gustaba el cine, Lubitsch era su director favorito y Peter Lorre su actor preferido, además estaba aprendiendo a bailar flamenco. Joaquin, que estaba casado con Carmen, seguía enamorado de Adeline y su pasión era la literatura, la francesa, Alphonse Daudet y Zola eran sus escritores favoritos, y le interesaba también la historia de los godos y los bárbaros. Adeline era feminista y una apasionada del mar, no había nada que le tranquilizara tanto como observar las olas en la playa o ver como actuaban los pescadores de perlas. Además le gustaba montar a caballo. Su padre se había suicidado, le llamaban el rey del juego, pero un día...

Oigan, esta chupado, me lo acabo de leer y me parece que además de un texto sin sentido se le caen las pistas. Así es que a acertar, que es facilito.

Salud y República