07 noviembre 2013

La responsabilidad en el cierre de Canal 9

Mucho se está hablando de la responsabilidad de los distintos actores en el futuro cierre de la televisión valenciana. Y, dependiendo de quién opina, se carga la culpa en mayor o menor medida en algunos de los actores.

Lo que parece claro y desde luego lejos de alguna duda, es que la mayor responsabilidad es de los responsables políticos, que, al igual que en otras televisiones autonómicas consideran la televisión su juguete de turno, con el que consiguen divulgación, fama y reelección, sin escatimar recursos.

Desde luego, se debería hacer un análisis del uso que los políticos hacen de “sus televisiones”. Empezando por RTVE, que hoy es un auténtico medio de propaganda del gobierno y del partido que lo sustenta. Y, que decir de las televisiones autonómicas, que en mayor o menor grado, sirven de voz de sus amos y no cumplen la misión social para la que, teóricamente, han sido creadas.

Mucho hay que hablar de la gestión de las televisiones autonómicas. De su necesidad y de si cumplen su objetivo social. Desde luego, hoy por hoy como están organizadas son, en mayor o menor medida, herramientas de propaganda a favor del gobierno correspondiente.

Manipulación medios comunicación

Sin embargo hay grados, y desde luego el caso de Canal 9 –también el de TeleMadrid—, es para echarle de comer aparte. Con una deuda de 1126 millones de euros y un share del 3%, no dejaba de ser un altavoz de la Generalitat donde la libertad de expresión era sustituida por la propaganda gubernativa.

Haber llegado a esta situación es responsabilidad de los gobiernos de la Generalitat, empezando por el de Eduardo Zaplana y terminando por el de Fabra, quedándose en medio el del ínclito Camps, quien hacía de Canal 9 su juguete preferido y que se dedicó a hinchar la plantilla duplicando puestos con personal de su confianza, bajo una dirección sometida, dejando apartados a profesionales que no se dejaban manipular.

La Radio Televisión Valenciana recibía consignas de la Generalitat con el fin de hacerse autobombo y de combatir al adversario político. Así lo han comentado muchos de los periodistas que hoy ven amenazados sus puestos de trabajo.

Muchos han sido los errores de esta televisión, desde pagar derechos millonarios a los clubs de fútbol de su comunidad, a pagar cifras astronómicas por la retransmisión de la visita del Papa –por cierto a una empresa de la trama Gürtel—, o de la Formula I.

Gastos excesivos difíciles de soportar. Tratándose del PP, quien sabe si no será algo premeditado para que, llegado a este punto, se venda esta Televisión por un precio ridículo a alguno de sus amigos.

Hay quien echa la culpa a los periodistas de la cadena de su nefasta trayectoria y de la subjetividad pepera con que se trataban los temas, sin embargo, sin ocultar que efectivamente había manipulación en las noticias, nadie puede pretender que los periodistas tengan que ser héroes –desde luego no hablo de los periodistas peperos metidos a capón para controlar que se cumplían las consignas—, es entendible que en ciertas situaciones haya gente que se rinda antes de ser despedido. En todo caso, hay cierta responsabilidad en los sindicatos que no han sabido defender a sus trabajadores para que cumplan su misión social con independencia.

Lo que está claro es que la gran responsabilidad es de los políticos que han llevado a la quiebra a esta televisión y a los que no les pasa nada, mientras cientos de periodistas y de técnicos hoy están a punto de ser despedidos.

Hay que cambiar la fórmula de las televisiones autonómicas. Desde luego, creo que son necesarias, como mínimo, las que tienen lengua propia, distinta del castellano, y entre ellas está la valenciana. Una televisión en este territorio debe cumplir además de la misión de imparcialidad, la de promocionar su cultura y su lengua e informar verazmente de las noticias del territorio.

Y todo eso sin abusos. Se debería buscar la fórmula para que sean profesionales de prestigio los que dirijan estas televisiones, con un comité o consejo donde prevalezcan criterios profesionales, al margen de manipulaciones.

Ya he escrito que el mejor periodo de Televisión Española fue durante las dos legislaturas de Zapatero. Este expresidente, al que le he criticado muchas otras cosas, consiguió que RTVE tuviera un periodo de profesionalidad, de aceptación y de imparcialidad nunca visto. Bastó que llegara al poder el PP y tiró todo por la borda, volviendo a tiempos anteriores y a utilizar la televisión para sus propios fines. Por cierto, la audiencia ha bajado considerablemente, como ha pasado en otras televisiones públicas que están manipuladas. Hablo del caso de TeleMadrid además del tratado caso de Canal 9.

Lo triste es que encima hay que escuchar el responsable, Alberto Fabra, decir que ha tenido que elegir entre un colegio y la televisión. Hay que ser demagogo y mentiroso para llegar a decir semejante falacia, cuando todos sabemos los recursos millonarios que los gobiernos peperos valencianos han malgastado en los últimos años.

Mis mejores deseos para los trabajadores de RTVV, que sin duda son los perdedores, mientras que los que han tomado las decisiones, que la han hecho llegar a donde hoy se encuentra, siguen en sus puestos. Por cierto una televisión que respondía a un parlamento donde nueve diputados del PP están imputados, y sin embargo, a ellos no se les puede hacer un ERE

Salud y República

2 comentarios:

Genín dijo...

Yo creo que el sistema es arruinarlas para venderlas a precio de gallina flaca a los amigos...
Yo no iba a llorar porque son malas de cojones en casi todas partes...
Salud

Corpi dijo...

Sólo les ha faltado acusar a los espectadores por huir de una televisión tan nefasta, sobre todo en los servicios informativos, y así provocar sus pocos ingresos por publicidad.