26 septiembre 2010

De Arístegui y la libertad de expresión

Y es que no pueden soportar que haya quien se enfrenta con el Imperio. Estos peperos leales esclavos de los poderosos internacionales –algo que ya demostró Aznar con Bush—, no pueden resistir que haya países que se enfrenten a los poderosos y se aparten del neoliberalismo que impera. Si tienen obsesión por intervenir y ayudar a acabar con gobiernos como los de Ecuador, Venezuela o Bolivia, es porque les rechina ver que hay quien no sigue esos cánones ultraconservadores que tanto adoran.

En concreto, el odio que tienen al gobierno venezolano les hace traicionar las más mínimas normas diplomáticas y las leyes establecidas. Antes fue Luis Herrero, eurodiputado del PP, y ahora Gonzalo de Arístegui, responsable de asuntos exteriores del PP. Arístegui

Al Sr. de Arístegui-- basta haberle oído hablar al respecto, para darse cuenta de la inquina que profesa a esos países—, por cierto, diplomático de carrera, habría que decirle que lo que dijo y provocó que Venezuela estuviera a punto de expulsarle como hizo con su compañero, Luis Herrero –en febrero de 2009--, es algo que no se puede hacer cuando se va de observador internacional, puesto que una de las premisas de un observador electoral es mantener la imparcialidad. Y menos en el día de reflexión. Pero claro, a él, un “afamado pijopepero del primer mundo” se ve que te tienen que permitir todo.

Este señor, que va a Venezuela en calidad de observador electoral, se planta en el día de reflexión en una televisión que domina la oposición a Chávez y dice que: “Venezuela sufre una gravísima regresión de las libertades y que hay que apostar por construir un pacto nacional en el cual todos los ciudadanos tengan cabida.”

Naturalmente, el gobierno venezolano ha estado a punto de devolverle a España. Y él, crecido, se ha hecho el mártir. ¡Pobrecillo!, todos los medios de comunicación han dicho que Chávez echaba de su país a este tipo. Menos mal que han intervenido desde el Ministerio de Exteriores y han conseguido convencer al gobierno venezolano para que se quedara. Y digo menos mal, porque ahora ya no ha quedado como una víctima sino como un desvergonzado.

Ya me gustaría saber qué pasaría si en España, un venezolano en calidad de observador electoral, el día de reflexión, dijera. por ejemplo, que el PP es heredero del franquismo y que habría que hacer un pacto global para restaurar la Memoria Histórica. Veríamos cómo se pondrían en Génova y cómo reaccionarían sus medios acólitos. Pero, claro, ya saben: la doble vara de medir.

Ocurre, que si hay algo que les jode es que Chávez viene ganando elección tras elección, año tras año, y que ningún observador internacional electoral, incluidos los que envía el PP, ha podido encontrar irregularidades. Y, naturalmente, esta derecha incapaz de asumir democráticamente derrotas, busca que estos países iberoamericanos vuelvan a tener esos dirigentes de antes, que tanto les querían y beneficiaban.

La libertad de expresión que tanto dicen defender, y que tanto nos ha costado adquirir, tiene unas reglas. Y una elemental, es que en días de reflexión electoral no se pueden hacer juicios políticos ni apoyar a ningún candidato, y que los observadores internacionales deben ser neutrales mientras estén en calidad de tales.

Esto, que para un político –y más si es diplomático— debería ser un principio básico, en el caso del PP sólo lo respetan cuando les interesa. Si no, como tantas cosas, se lo pasan por el arco del triunfo. Como siempre, ya se sabe, son adalides de la democracia. De la orgánica, claro. 

Salud y República

11 comentarios:

angelsmcastells dijo...

Pero Rafa, si van a eso, a que les echen y montar su show antidemocrático! Lo que sucede es que a veces da buenos rendimientos... Un abrazo!

Eastriver dijo...

Caen en la ilegalidad. Claro, Venezuela les duele como una muela. (A nosotros ellos nos duelen igual).

mariajesusparadela dijo...

Lo que para ellos es el arco del triunfo para mi es el arco de la desvergüenza.

Ciberculturalia dijo...

Se me había despistado la última provocación de Arístegui (ya tiene varias) y lo acabo de leer en tu blog. Conociendo al personaje no me extraña nada y creo como vosotros que lo hacen para provocar y salir en todos los medios como víctimas.

Así son los peperos.

Un beso

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Rafa, si bien el gobierno de Chavez no es de mi agrado (es más, pienso que si no es, está muy cerca de ser una dictadura!) coincido en que un veedor internacional debe guardar la imparcialidad! no puede ser tolerado que aparezca frente a cámara (o donde sea) criticando parcialmente al gobierno del pais al que llega!..realmente es una actitud muy poco ética. coincido.

un abrazo.

Felipe Medina dijo...

Lo tenían que haber echado sin más contemplaciones por provocador y facha

Saludos

Ana dijo...

más claro agua, los fachas no asumen ni derrotas, ni verdades, ni libertades, si no mandan ellos estan jodidos, es también lo que pasa en España. Que se jodan.

un saludo socialista.

Dilaida dijo...

Ellos son los buenos, por algo son amigos de los curas, los que no pensamos como ellos somos unos renegados.
Bicos

Guanarteme dijo...

El Sr. Gustavo de Arístegui es un tipo muy preparado. Es de los pocos peperos que lee a Naomi Klein, para criticarla, por supuesto, pero la lee. Por eso digo que no es un cualquiera como lo fue la ministra de Aznar en exteriores.

Un tipo listo que, en un principio no estuvo de acuerdo con la guerra en Irak, pero que ha sido absorbido por el Tea-Party del PP.

Totalmente de acuerdo con usted, D. Rafael. El Sr. De Arístegui ha caído más bajo que Tele 5, y anda por la idiotez mental de Intereconomía.

Txema dijo...

Hola Don.

Pues para ser un diplomático de carrera es bastante metepatas.

En fin , ya se sabe que el PP tiene algunos elementos infumables.

saludos

Benito García Pedraza dijo...

Sin ningún animo de la discrepancia por la discrepancia, Arístegui no es ningún "ultraconservador" y sí un oportunista de muy señor mío. ¿No sabía usted que hasta para insultar hay que tener gracia? A Arístegui le gustaba Obama en 2008, como a muchos peperos, hoy puede que ya no le guste, lo que le ratifica como oportunista.