08 noviembre 2009

Artículo de la semana (14)

Esta semana les voy a dejar con un artículo sobre la situación actual de Gaza. Lo encontré en el blog de mi amiga Àngels, siempre preocupada por denunciar la injusticia. Ella misma me ha enviado la traducción al castellano. El artículo lo ha escrito Marwan A. Diab, quien trabaja en salud mental y dirige las Relaciones Públicas del Programa de Salud Mental de la Comunidad de Gaza (GCMHP): Gaza Community Mental Health Programme. El artículo original se encuentra en People First!

Gaza y la Salud Mental

Nueve meses después de la feroz invasión y más de dos años después de un asedio sin atisbo de compasión, Gaza está a un paso del abismo. Ni un solo aspecto de la vida pública o privada ha escapado a los estragos de la guerra, la pobreza, el paro, la destrucción y el aislamiento. La guerra de Israel en Gaza lo afecta todo y a todo el mundo. Se destruyeron o destrozaron 20.000 hogares y toda la infraestructura civil. Murieron más de 1.400 personas y fueron heridas más de 5.000, siendo la mayor parte población civil. Se disparó contra centenares de padres y madres, de hijos e hijas, o quedaron mutilados por la explosión de bombas, o recibieron quemaduras mortales bajo los misiles de fósforo blanco.

Una población furiosa, dolida y traumatizada lucha para hacer frente a la pérdida y la agonía. La magnitud de su sufrimiento sobrepasa la capacidad institucional de prestar apoyo terapéutico.

Los bombardeos y el bloqueo de Gaza la han reducido a un yermo económico. Las fábricas están en ruinas mientras las excavadoras israelíes han arrancado los cultivos, los pescadores no se separan de la orilla porque son tiroteados por las patrullas navales israelíes si se aventuran demasiado lejos. Una abrumadora mayoría de personas que viven en Gaza están en el paro, y en un 80 por ciento dependen de los alimentos donados por organizaciones internacionales de ayuda. El empleo remunerado significa mucho más que un salario: es la clave de la autoestima personal, es básico para poder casarse, tener un hogar y una familia. Estas expectativas normales se han convertido en un lujo que no está al alcance de casi nadie.

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El paso de la autosuficiencia a la dependencia ha desencadenado una cascada de problemas sociales, e incluso una epidemia de violencia doméstica. Los muchachos de Gaza ven a sus padres humillados en la inactividad y encuentran un modelo de escape en la resistencia armada. Muchas escuelas fueron dañadas o destruidas, y las aulas sufren graves condiciones de hacinamiento. Los maestros están mal pagados y desmoralizados. Sin recursos, poco más pueden hacer que imponer disciplina.
Los estudiantes universitarios no pueden pagar el aumento de la matrícula. El asedio ha interrumpido el intercambio con profesores y profesoras de otros países y mantiene estudiantes y profesionales intelectualmente aislados. Menos del uno por ciento de los jóvenes en edad universitaria pueden permitirse estudiar en el extranjero.
El asedio de Gaza ha obligado literalmente a recurrir a la economía sumergida. Un flujo constante de productos de contrabando pasa por un gran sistema de túneles entre Rafah y Egipto. Y en tanto el mercado negro proporciona los bienes necesarios, se va generando una élite empresarial que se beneficia del caos, acapara productos y dicta sus propias reglas. Los que "administran" los túneles buscan mano de obra barata y obligan a hijos de familias necesitadas a trabajar largas horas en peligro, y muy a menudo bajo la influencia de drogas para mantenerse alerta.

El castigo colectivo
Ni un ápice de ese sufrimiento es accidental. Israel libró una guerra salvaje y sigue imponiendo un asfixiante asedio para degradar, intimidar y aislar a un millón y medio de personas en la esperanza de que aceptarán su derrota total. El Informe Goldstone documenta la naturaleza criminal de este castigo colectivo, a pesar de que intereses muy poderosos han tratado de ignorar, minimizar y rechazar este informe, así como la desesperada situación que se vive en Gaza. Nuestra tarea es presionar para que los responsables de Gaza tengan que rendir cuentas, poner fin a la impunidad y se aplique el derecho internacional.
Las personas que tienen como profesión la atención de la salud mental entienden la naturaleza patológica de la crueldad y sus terribles efectos a largo plazo sobre las víctimas y los verdugos. En el Día Mundial de la Salud Mental, pedimos su ayuda para poner fin inmediatamente al asedio israelí, y ayuda de emergencia a la reconstrucción de Gaza y la reparación para el pueblo de Palestina.

Fotografía de Eman Mohamed para GCMHP

Un artículo que nos hace reflexionar y que pretende denunciar la situación injusta, irracional y de miseria en la que Gaza se encuentra.

Salud y República

10 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Y nosotros podemos hablar, protestar y proponer. Per ¿ por qué loos gobiernos, todos, están callados?¿qué hace la onu? ¿o es que los dueños del dinero siguen siendo los judios?
Siempre me pasma que un pueblo que ha sufrido tanto, sea capaz de hacer sufrir a otros de ese modo, porque, ¿para que sirve entonces la empatía?

Felipe Medina dijo...

Mientras el lobby judio USA sea tan poderoso me parece que los palestinos estarán destinados al sufrimiento.
-La propia desunión de los palestinos acentua el problema
-los asentamientos siguen su curso
-Gaza sigue siendo la ratonera en que los judios han convertido este territorio.

ONU,UE,no están ni se les espera.

Saludos

Daalla dijo...

Vaya articulo. Nos pone delante de los ojos lo que se nos olvida enseguida porque lo que no sale en la televisión o en los periódicos es como si no existiera. Es la táctica más vieja del mundo.
Tantas ilusiones como nos hicimos todos con la llegada de Obama se van difuminando en la triste realidad. Que a nadie interesa el sufrimiento de los palestinos porque no hay nada que ganar y porque los israelís siguen siendo los majores aliados de los USA en esa parte del mundo.
La verdad es que yo también soy muy pesimista.

àngels dijo...

Gracias por difundir esta denuncia impresionante, y por tus palabras. Un abrazo, Rafa, y mucha salud (pública!)

Dean dijo...

Adicional a lo que comenta Felipe, está la cuestión religiosa, el problema religioso tiene que ver con la aparición y creciente poder de los movimientos terroristas islamistas en todo Oriente Medio y, en especial, en el territorio bajo control de la Autoridad Palestina. Hamás y las demás organizaciones terroristas que operan en la zona pretenden implantar una teocracia. Su lucha es contra Occidente y, por ende, contra Israel. Las treguas son legítimas sólo para el rearme y la preparación del próximo enfrentamiento contra el enemigo que ocupa la tierra del Islam; en este caso se trata de todo el territorio que ocupa Israel, pero sólo como parte de una lucha mundial.

Es cierto que durante mucho tiempo el liderazgo palestino laico creyó que podría controlar a Hamás. Los hechos han demostrado que esto fue un error. Hamás expulsó a Fatah de Gaza, lo tiene en una situación de debilidad en Cisjordania y ha cometido atentados terroristas suicidas y mediante cohetes contra Israel durante años. A esto debe añadirse, por supuesto, el sufrimiento que Hamás ha causado a la población palestina, que ha padecido la desaparición de toda oposición real a Hamás en la Franja de Gaza.
El problema político con nuestra presión quizá pueda resolverse, pero el problema religioso?...
Un saludo.

RGAlmazán dijo...

María Jesús, los gobiernos callan. Bicos.

Felipe, y los asentamientos siguen...

Es para ser pesimista, Daalla, no hay salida.

Gracias a tí, Àngels, por tu estupenda traducción y por hacérmelo conocer. Petons.

Dean, Hamas fue alimentada por USA e Israel, no lo olvidemos, para dividir a los palestinos, y lo consiguió. Lo que pasa es que luego las cañas se les volvieron lanzas.
Hamas es una organización terrorista, pero comparar el daño de unos y de otros es comparar una hormiga con un elefante.
Quien tiene que cortar esto, y puede, si quieres, son los USA, ya que los israelíes siguen con su afán imparable de colonizar todo el territorio palestino.

Salud y República

Ciberculturalia dijo...

Imponente artículo, Rafa. Estoy con Daalla, esperabamos algo más de Obama y mucho me temo que tan solo quede en un espejismo. No soy tampoco optimista.
Un beso

Martine dijo...

Duelen las heridas externas,pero cicatrizan, bien o mal.. pero las internas son mucho más duraderas, van minando, minando y son más terribles de consecuencias..

Terrible de las verdades y realidades que contiene este artículo, gracias Rafa por recordar que nada ha cambiado allí, las victimas son las mismas y los verdugos sin castigar y con alas, las que dan la complicidad implita o explicita de quienes no quieren o no pueden remediar este estado de cosas...

Besos, Rafa, buen Domingo, lo que queda de él.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Es que así se genera más odio!!...es que nadie lo entiende?...las guerras siembran odio, violencia y más guerras! no son una salida!...son círculos viciosos que potencian más violencia!...dónde están los verdaderos innovadores, los diplomáticos, los arriesgados que se animen a intentar nuevos caminos. La convivencia sería posible si hubiese en verdad voluntad de tolerancia, pero no la hay. Los discursos intransigentes siguen agregando leños a la hoguera de los enfrentamientos y en el medio intenta sobrevivir como puede una generación de niños y jóvenes nacidos en semejante clima de intolerancia. ¿Dónde están los organismos internacionales, por favor!!! ...alguien con poder de decisión tiene que dar el primer paso, es imperativo!!!


Un abrazo Rafa.

Corpi dijo...

¿Esto no va a terminar nunca?